Al aproximarnos al final de este siglo, en el Cuerpo de Cristo en toda nación, el Espíritu Santo está enfatizando la revelación de Jesucristo en la Palabra de Dios como el Esposo (Novio), el Rey y el Juez (Ap. 1:1). Esta revelación de tres facetas no es casual, sino estratégica ya que busca provocar en el corazón del pueblo de Dios una respuesta específica, particularmente en la generación de su regreso.
Somos transformados por el amor y nos convertimos en una Novia con devoción completa, madura y confiada, aun en su debilidad, cuando entendemos el corazón de Jesús como un esposo alegre que siente deseos ardientes por su pueblo. De la misma manera, al entender el poder de Jesús como un rey soberano que recibió toda autoridad, habilidades y recursos, nos fortalecemos en fe como una casa de oración para poder contender en intercesión fervi- ente pidiendo que su voluntad sea en la tierra como es en el cielo. Al comprender los planes de Jesús como un juez justo quien posee sabiduría un gran celo para intervenir en la historia humana y vengar a los santos y confrontar la rebelión para remover eternamente todo lo que estorba al amor, nosotros podemos abundar en esperanza como mensajeros precursores que se preparan a ellos mismos para preparar a otros para que puedan prevalecer con gran victoria a través de las dinámicas únicas y los eventos sin precedentes del fin de los tiempos.
En esta serie de tres partes ¡experimenta el poder transformador del Espíritu Santo a medida que contemplamos la revelación de Jesucristo como nuestro Esposo celestial, nuestro Rey soberano y nuestro justo Juez!